La parálisis cerebral infantil (PCI) es un trastorno neurológico que afecta el movimiento, la postura y la coordinación muscular. Generalmente ocurre debido a un daño o desarrollo anormal del cerebro en las primeras etapas de vida, ya sea durante el embarazo, el parto o poco después del nacimiento
Causas comunes
- Prenatales: infecciones maternas, exposición a toxinas, malformaciones cerebrales o falta de oxígeno.
- Perinatales: complicaciones durante el parto, como asfixia neonatal o parto prematuro.
- Postnatales: infecciones graves (meningitis, encefalitis), traumatismos craneales o accidentes vasculares cerebrales en la infancia temprana.
Tipos de PCI
- Espástica (70-80% de los casos): rigidez muscular y movimientos reflejos exagerados.
- Atetósica o discinética: movimientos involuntarios lentos y descontrolados.
Síntomas principales
- Dificultad para caminar o moverse.
- Problemas de coordinación y equilibrio.
- Movimientos involuntarios.
- Problemas del habla y la deglución.
Diagnóstico
- Evaluación clínica detallada.
- Imágenes como resonancia magnética (RM).
- Pruebas específicas para descartar otras condiciones neurológicas.
Tratamiento
Aunque no existe cura para la PCI, los tratamientos buscan maximizar la calidad de vida del niño:
- Fisioterapia: para mejorar la fuerza, el equilibrio y la movilidad.
- Terapia ocupacional: para desarrollar habilidades para la vida diaria.
- Terapia del habla y del lenguaje: si hay dificultades en la comunicación o deglución.
- Medicamentos: para reducir la espasticidad (p. ej., toxina botulínica, baclofeno).
- Cirugías: en casos graves, para corregir deformidades o mejorar la funcionalidad.
- Dispositivos de asistencia: como sillas de ruedas, férulas o andadores.